jueves, 21 de noviembre de 2013

Una escapada a Cantabria apta para todos los gustos

Cuesta un poco ser objetiva al hablar de tu tierra, de tu hogar, de tu casa, cuando te encuentras a 450 kilómetros de allí. No lo he sido, pero tampoco he sacado a relucir toda mi nostalgia porque no era plan, así que el resultado ha sido una descripción un poco subjetiva que espero que no haya quedado del todo mal. Algún día después de mes y medio sin ir por el norte supongo que escribiré algo sacando a relucir toda mi morriña y lo colgaré por aquí. De momento dejo este pequeño reportaje que escribí para Kiniro Magazine.

Una escapada a Cantabria apta para todos los gustos

La provincia de Cantabria se caracteriza principalmente por sus paisajes naturales. Los que la conocen saben que lo mismo te sorprende con unas hermosas vistas de montes verdes y extensas praderas que te enamora con uno de sus pueblos rústicos o con un paseo por alguna de sus playas.


Para los que prefieren la montaña, nada mejor que un fin de semana en el interior de Cantabria para desconectar y ponerte en contacto con la naturaleza. Esta zona es totalmente verde y muy poco modernizada, con casonas típicas construidas en piedra y balconadas repletas de flores. Carmona, la Vega de Pas o Barcena Mayor son algunos ejemplos de pueblos profundamente cántabros. La forma de vida es muy rudimentaria, dedicada al cuidado de los animales y a la elaboración de productos típicos como sobaos, queso y quesadas. Además, si te va la aventura, puedes practicar numerosas actividades como senderismo, paseos en quad por el monte o rafting en los ríos de la zona, además de otras muchas oportunidades para divertirse a la vez que disfrutas del maravilloso entorno natural que rodea este territorio.



Sin embargo, si lo tuyo es la costa, en Cantabria tienes lo que estás buscando, pues toda la parte norte está bañada por el mar que lleva su nombre. Son más de noventa las playas que ofrece esta provincia y las hay para todos los gustos, tanto calas tranquilas y recogidas como playas urbanas de longitud más extensa.

Su capital, Santander, es uno de los focos turísticos más importantes del norte de España y cada verano miles de turistas se dejan caer por aquí para vivir unos días la vida santanderina. Ver una puesta de sol desde el Paseo Pereda mientras los últimos rayos se reflejan en la bahía es una experiencia que no deja indiferente ni al más insensible. Por otro lado, uno de los espacios más bellos de la ciudad es la península de la Magdalena, donde se encuentra el palacio en el que veraneaban hace años los Reyes de España, una maravilla arquitectónica rodeada de jardines preciosos y como no, por el mar, que siempre te acompaña y está presente en cada parte de esta ciudad.

Dice una canción de Los Carabelas que como “un paseo por el Sardinero no hay igual en el mundo entero”. No se si esto será del todo verdad, pero lo que si es cierto es que es un pecado irse de esta ciudad sin haber vagueado un rato por aquí.





Pero si la ciudad se te queda pequeña y quieres conocer sus alrededores, existen varios municipios colindantes con mucho encanto, entre ellos Pedreña, muy conocido en el mundo del remo, y Somo, en donde se encuentra la Escuela Cántabra de Surf, dos de los deportes más populares de Cantabria.

Otro de los lugares más visitados es Santillana del Mar, famoso por sus calles y edificios construidos totalmente con piedra, así como por las Cuevas de Altamira, declaradas Patrimonio de la Humanidad.

Así pues, son infinitas las posibilidades que ofrece esta comunidad, desde una mañana de esquí en Alto Campoo hasta una tarde de playa en cualquier parte de su costa, pasando por una comida en una marisquería o unas sardinas recién pescadas y fritas a la brasa en cualquier asador. Una visita a alguno de sus numerosos museos o una excursión en barco respirando el aire fresco que deja la brisa. Un paseo por algún puerto pesquero o un café con vistas a un acantilado. Una caminata por alguno de sus pueblos pintorescos o un picnic en algún parque rodeado de naturaleza.

Un amanecer en las montañas o un atardecer mirando al mar.

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