sábado, 28 de diciembre de 2013

Vuelta a casa por Navidad

No hace falta tener diez años para adorar la Navidad. Tengo veinte y cuantos más diciembres pasan más enana creo que soy cuando llega esta época. Las luces, los villancicos, la gente por la calle, las reuniones familiares, los regalos y el turrón. Si esto no te gusta, sé sabedor o sabedora de lo raro o rara que eres.

Por mi parte, después de tres mesecitos ricos pasando por casa no más de dos o tres días en los que no me da tiempo a llegar que ya estoy de nuevo sentada en el Alvia, viviendo en un colegio mayor con una habitación de escasos diez metros cuadrados y un baño donde giras sobre ti misma para llegar a la ducha, al lavabo o al váter (moverte más en ese baño es una utopía), hace falta un poco de casa. Llamadme rara, pero a mí por lo menos el cuerpo me pedía a gritos una sesión de sofá, manta y mando a distancia, un poco de mamá, un domingo de monopoly y una temporadita como reinona de la casa. Si, la verdad es que vengo poco, pero cuando vengo solo me falta una campanita y un maromazo abanicándome.

Dejando a un lado las alucinaciones y volviendo al meollo, o cogollo, del asunto en cuestión, no veía la hora de pegarme como una lapa a las sábanas de borreguito sobre el viscolatex de dos metros de largo y dormir estirada sin que los dedillos de los pies asomen por fuera del colchón. Madre mía, qué placer.

Eh! Pero no hay que olvidar (oh Dios, por qué) que la Navidad también es tiempo de estudiar, o por lo menos, de ir organizando la tragedia estudiantil de finales de enero, que luego pasa lo que pasa y viene Paco con las rebajas montado en el toro que siempre nos pilla. Y si a ti éste no te coge será que perteneces al género humano antes mencionado al que tampoco le gustan los regalos, las luces y la gente por la calle.

Igualmente, es un pecado, un delito y una perversidad no mencionar las comidas y las cenas, en las que engulles con los ojos aún cuando el estómago dice basta y te pide y te suplica que por favor dejes el turrón para el de al lado, que ya ha sido suficiente por hoy y que has tocado fondo. Y claro, luego vienen las vueltas en la cama, los siete males y los botones del pantalón desabrochados al sentarte en algún lado más de cinco minutos.

Bien, cada día va quedando menos para volver a la capi, a las prisas y a los mil semáforos. A la chabola de 3x5 metros, al camastro y a la comida de residencia. A la universidad, a las tardes de trabajos en grupo y a la biblioteca de la facultad.

Por eso, es bueno aprovechar este tiempo para cargar las pilas y, así, regresar a Madrid con menos ganas de volver a casa.


viernes, 27 de diciembre de 2013

Velázquez vuelve al Prado

Hace un par de meses consideré que el regreso al Museo del Prado de uno de los grandes de la pintura era un tema más que interesante sobre el que escribir un post para Kiniro Magazine, y así lo hice. Lo habría publicado aquí antes pero cuando lo redacté aún no usaba el blog y no pensé en ello. Aún así, creo que es una exposición muy interesante y, aunque la actualidad del artículo se ha perdido un poco, todavía continúa en Madrid y aún hay tiempo de visitarla. 


Velázquez vuelve al Prado

El Museo Nacional del Prado acoge una vez más la obra de Diego Velázquez. Esta vez se trata de la colección “Velázquez y la familia de Felipe IV”, un conjunto de treinta cuadros que exponen el trabajo que realizó este pintor como retratista real durante los últimos once años de su vida, así como la forma en que sus seguidores Juan Bautista Martínez del Mazo y Juan Carreño reconstruyeron el género tras su fallecimiento.

Asimismo, las tres décadas que engloba comprenden uno de los momentos de mayor apogeo de la historia del retrato cortesano español por su calidad pictórica y por su innovación en lo que a iconografía se refiere.

Las treinta obras que habitan en el Museo del Prado se dividen en seis secciones. La primera, titulada “De Roma a Madrid” está formada por cuatro retratos que se caracterizan por una gran honradez comunicativa. La segunda sección, llamada “Las dos primas” en honor a la reina Mariana y la infanta Maria Teresa, constituye la inauguración de la época en la que los modelos femeninos predominaban en la obra de Velázquez, además de que muestra algunas novedades en materia pictórica. Por su parte, la sección “La infanta Margarita” muestra la evolución de este personaje desde 1654 hasta que se casó en el año 1666. Además, el apartado dedicado a “Las Meninas” constituye una parte fundamental de la colección, ya que se trata de un retrato colectivo único que sirve también para conocer la jerarquía de la corte. Asimismo, el museo alberga una parte que, bajo el título “Mazo y Carreño: Continuidad y renovación”, muestra la obra de estos dos sucesores de Velázquez y la historia del retrato cortesano tras su muerte. Por último, la exposición termina con la sección “Una historia circular”, que alberga los retratos de Carlos II y Mariana de Carreño.

Esta colección supone un evento artístico único que expone obras de carácter derivativo nunca vistas en España y que, además, permite la comparación con las originales.

Si estás interesado/a en acudir, las entradas están disponibles tanto en taquilla como en la web o en el centro de atención al visitante y tienen un coste de catorce euros la exposición general y de siete la reducida con acreditación. La colección se encuentra en la sala C del edificio Jerónimos y se puede visitar hasta el próximo nueve de febrero. En cuanto a los horarios, está abierta al público todos los días a partir de las diez de la mañana, siendo la hora de cierre a las ocho de la tarde de lunes a sábado y a las siete los domingos y festivos.

Por último, desde Kiniro te invitamos a que te culturices y qué mejor manera para ello que un paseo de la mano de Velázquez por la historia del retrato cortesano del siglo XVII.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Bora Bora, un rincón que visitar

Este reportaje lo escribí para Kiniro Magazine. He de decir que no he estado  nunca en Bora Bora pero después de escribir estas líneas añadí la isla a mi top ten de viajes que quiero hacer en un futuro.


Bora Bora, un rincón que visitar

Vacaciones a otro mundo. Suena bien, ¿no?

Pues algo parecido es posible en Bora Bora, una isla tropical situada en la Polinesia francesa, al noroeste de Tahití. Concretamente es un atolón, es decir, una isla de arrecifes de coral con una laguna interior que conecta con el mar. Tiene forma de anillo y es bastante pequeñita, con tan solo 29,3 kilómetros cuadrados de extensión.



Este paraíso natural esta rodeado por aguas cristalinas y playas de arena blanca que hacen de esta isla el destino ideal para pasar unas vacaciones especiales o unos días románticos con tu pareja.

Bora Bora depende casi al cien por cien del turismo. Los hoteles de lujo son muy frecuentes en este lugar y la mayoría cuentan con bungalows de estilo polinesio y villas privadas flotando sobre las aguas de la laguna, con terrazas tipo chill out y habitaciones con vistas al maravilloso entorno que rodea a este paraje sin igual. Despertar aquí puede ser una de las mejores experiencias que existen, sobre todo si a los pocos minutos de abrir los ojos puedes disfrutar de un desayuno recién llegado a bordo de una canoa, un servicio que ofrecen algunos alojamientos de categoría superior asentados en la zona.



En cuanto a su gastronomía, es muy típico el shushi combinado con frutas exóticas que crecen en los alrededores de la isla. Su plato más famoso es probablemente el Tamaaraa, un conjunto de alimentos variados, como pescado, pollo o cochinillo, entre otros, cubiertos por hojas de banano y sacos de yute cocidos en unos hornillos enterrados típicos de allí. En cuanto a las bebidas, es un pecado irse de Bora Bora sin probar uno de sus cócteles de frutas exóticas, como puede ser el Maitai, que consiste en una mezcla de rones, piña fresca y cointreau.

Pero esto no es todo, porque además de relax y gastronomía, Bora Bora ofrece una gran cantidad de actividades para amenizar tus vacaciones. Una de las atracciones más típicas es la visita en jeep al monte Otemanu, donde el espectador puede disfrutar de increíbles vistas de toda la isla.

Si eres de los que prefieres actividades más tranquilas, puedes dar un paseo en piragua o  en catamarán por las aguas turquesas de la laguna, haciendo una parada en alguno de los motus (pequeños islotes que rodean la isla) para comer o dar un paseo.

Otra actividad clásica de este lugar son las visitas submarinas para visualizar las formaciones que se han creado bajo la superficie y para conocer las criaturas marinas que habitan en las profundidades de la zona. Y si te gusta la pesca, puedes alquilar pequeños botes o barcos más grandes con un patrón para salir a alta mar.


¿Sigues pensando que viajar al fin del mundo es una utopía?

jueves, 21 de noviembre de 2013

Una escapada a Cantabria apta para todos los gustos

Cuesta un poco ser objetiva al hablar de tu tierra, de tu hogar, de tu casa, cuando te encuentras a 450 kilómetros de allí. No lo he sido, pero tampoco he sacado a relucir toda mi nostalgia porque no era plan, así que el resultado ha sido una descripción un poco subjetiva que espero que no haya quedado del todo mal. Algún día después de mes y medio sin ir por el norte supongo que escribiré algo sacando a relucir toda mi morriña y lo colgaré por aquí. De momento dejo este pequeño reportaje que escribí para Kiniro Magazine.

Una escapada a Cantabria apta para todos los gustos

La provincia de Cantabria se caracteriza principalmente por sus paisajes naturales. Los que la conocen saben que lo mismo te sorprende con unas hermosas vistas de montes verdes y extensas praderas que te enamora con uno de sus pueblos rústicos o con un paseo por alguna de sus playas.


Para los que prefieren la montaña, nada mejor que un fin de semana en el interior de Cantabria para desconectar y ponerte en contacto con la naturaleza. Esta zona es totalmente verde y muy poco modernizada, con casonas típicas construidas en piedra y balconadas repletas de flores. Carmona, la Vega de Pas o Barcena Mayor son algunos ejemplos de pueblos profundamente cántabros. La forma de vida es muy rudimentaria, dedicada al cuidado de los animales y a la elaboración de productos típicos como sobaos, queso y quesadas. Además, si te va la aventura, puedes practicar numerosas actividades como senderismo, paseos en quad por el monte o rafting en los ríos de la zona, además de otras muchas oportunidades para divertirse a la vez que disfrutas del maravilloso entorno natural que rodea este territorio.



Sin embargo, si lo tuyo es la costa, en Cantabria tienes lo que estás buscando, pues toda la parte norte está bañada por el mar que lleva su nombre. Son más de noventa las playas que ofrece esta provincia y las hay para todos los gustos, tanto calas tranquilas y recogidas como playas urbanas de longitud más extensa.

Su capital, Santander, es uno de los focos turísticos más importantes del norte de España y cada verano miles de turistas se dejan caer por aquí para vivir unos días la vida santanderina. Ver una puesta de sol desde el Paseo Pereda mientras los últimos rayos se reflejan en la bahía es una experiencia que no deja indiferente ni al más insensible. Por otro lado, uno de los espacios más bellos de la ciudad es la península de la Magdalena, donde se encuentra el palacio en el que veraneaban hace años los Reyes de España, una maravilla arquitectónica rodeada de jardines preciosos y como no, por el mar, que siempre te acompaña y está presente en cada parte de esta ciudad.

Dice una canción de Los Carabelas que como “un paseo por el Sardinero no hay igual en el mundo entero”. No se si esto será del todo verdad, pero lo que si es cierto es que es un pecado irse de esta ciudad sin haber vagueado un rato por aquí.





Pero si la ciudad se te queda pequeña y quieres conocer sus alrededores, existen varios municipios colindantes con mucho encanto, entre ellos Pedreña, muy conocido en el mundo del remo, y Somo, en donde se encuentra la Escuela Cántabra de Surf, dos de los deportes más populares de Cantabria.

Otro de los lugares más visitados es Santillana del Mar, famoso por sus calles y edificios construidos totalmente con piedra, así como por las Cuevas de Altamira, declaradas Patrimonio de la Humanidad.

Así pues, son infinitas las posibilidades que ofrece esta comunidad, desde una mañana de esquí en Alto Campoo hasta una tarde de playa en cualquier parte de su costa, pasando por una comida en una marisquería o unas sardinas recién pescadas y fritas a la brasa en cualquier asador. Una visita a alguno de sus numerosos museos o una excursión en barco respirando el aire fresco que deja la brisa. Un paseo por algún puerto pesquero o un café con vistas a un acantilado. Una caminata por alguno de sus pueblos pintorescos o un picnic en algún parque rodeado de naturaleza.

Un amanecer en las montañas o un atardecer mirando al mar.

martes, 12 de noviembre de 2013

Pedrerol amenaza con romper su relación con Intereconomía si no se cumplen los pagos

Aquí dejo una noticia que escribí la semana pasada para La Noticia Imparcial. Creo que es un caso muy interesante dentro del periodismo, ya que plasma perfectamente la difícil y triste situación que atraviesa la profesión, una pena...

Pedrerol amenaza con romper su relación con Intereconomía si no se cumplen los pagos

El pasado mes de julio, Josep Pedrerol, director y presentador de Punto Pelota, se despidió de la temporada afirmando que únicamente continuaría en el programa si se cumplen los pagos a trabajadores, amenazando así a la cadena con romper el acuerdo si no pagaban las nóminas. Poco después, el día 12 de agosto, el presentador retoma su programa de debate deportivo con un lavado de cara y un nuevo plató, signo de mejoría en la situación. Sin embargo, los impagos continuaron y según ha anunciado el propio Pedrerol a través de las redes sociales, a día de hoy está planteándose seriamente abandonar la cadena, algo que podría suceder la próxima semana.

Llegó el momento de descansar y tomar decisiones muy importantes. #TwitterOff

Aviso a navegantes: Recordad lo que dije en el último @PUNTOPELOTA de la temporada pasada. Hay que cumplir las promesas. Descansad!!!

Punto Pelota forma parte de la productora de Josep Pedrerol, que tras cuatro meses y medio sin recibir dinero de Intereconomía, se ha visto obligado a pedir un crédito para pagar a sus empleados, situación que ha sumergido a la productora en graves problemas económicos. En este sentido, el presentador ha indicado que ante tales circunstancias no le quedará más remedio que cerrar el programa líder de la cadena.

En esta tesitura, varios trabajadores han decidido firmar un contrato con Josep Pedrerol pero  no con Intereconomía, para que en caso de que el programa abandone la cadena, éstos no se queden atados a ella y les imposibilite marcharse con él.

Punto Pelota constituye una de las marcas de la casa y tras su asentamiento ha conseguido datos de hasta un 8% de cuota de pantalla. En este sentido, Intereconomía no quiere desprenderse del programa pero su presentador no parece asustado ante la posibilidad de abandonar la cadena, quizá debido a su reciente fichaje por Atresmedia como presentador junto a Lara Álvarez de Jugones.



Asimismo, según la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), Intereconomía acumula deudas por impago a trabajadores desde hace casi un año, pues según la denuncia impuesta ante dicha corporación, la cadena debe hasta siete meses de salario en algunos casos además de indemnizaciones por despido a decenas de trabajadores y extrabajadores.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Novata por estos lares

Hoy no estoy muy inspirada. Ayer me acosté tarde, hoy me he levantado pronto y encima he suprimido la siesta por un café pequeño y poco cargado con un cigarro que solo ha conseguido atontarme más si cabe. El día no acompaña mucho, típico domingo aburrido metida en mi habitación con ganas de aprovechar las horas pero sin mucho que hacer.


Tras pasar unos minutos de aburrimiento máximo y extremo he recordado una situación que viví no hace mucho en la universidad. Estudio tercero de periodismo y en una de mis clases el profesor pidió que levantasen la mano los que tuviesen blog. No sé muy bien qué idea se le pasó por la cabeza para que de repente, cambiase la expresión de su rostro y achinase los ojos antes de decir: “mejor levantad la mano los que no tenéis”. Fuimos muy pocos los que alzamos el brazo con timidez y quizá un poco de vergüenza y miramos con miedo al profesor esperando que nos dijese que lo nuestro no era normal. Y efectivamente, así fue. ¿Sabéis que estudiáis periodismo? pregunto sin reparos, y como si ya estuviese todo dicho, se dio la vuelta y caminó hacia el frente de la clase para continuar con la explicación. La verdad es que no había mucho más que decir y más palabras habrían sobrado, o por lo menos para que yo me plantease seriamente abrirme uno de estos. Y bien, aquí estoy, escribiendo lo que se me pasa por la cabeza en una tarde taciturna de domingo en la que mi desgana desemboca en lo de siempre, en escribir mis raciocinios en un documento de Word, con la diferencia de que esta vez no quedará enterrado en una carpeta de Windows. La verdad es que es bastante inusual que alguien tenga un archivo donde guarda sus reflexiones y no tenga un blog, quizá sea vagancia o quizá estupidez, pero al margen de descifrar la solución y explicación al porqué de esta pregunta, hoy debuto aquí para hacer públicos o medio públicos los textos que escribo en mis ratos de aburrimiento.


En este espacio pretendo publicar mis “producciones”, por llamarlo de alguna forma, tanto en materia académica como personal. Con esto quiero decir que lo que aquí presento es una especie de cajón de sastre donde colgaré tanto pensamientos interiores como artículos de opinión sobre temas de actualidad o algún trabajo que realice y que considere interesante publicar.

Y con esto me despido, antes de que se me pase la hora de empezar a arreglarme para salir a cenar y me vea obligada a contar alguna mentirijilla de esas en las que reduces considerablemente el tiempo y la longitud de lo que te queda para llegar al sitio en cuestión, o en su defecto, me vea obligada a decir que tenía el reloj en hora canaria, que al venir me he encontrado a un viejo amigo de un campamento, que de los veinte semáforos que había en el camino diecinueve me han pillado en rojo, o que había un dinosaurio en la puerta de mi casa impidiéndome salir.