Este reportaje lo escribí para Kiniro Magazine. He de decir que no he estado nunca en Bora Bora pero después de escribir estas líneas añadí la isla a mi top ten de viajes que quiero hacer en un futuro.
Bora Bora, un rincón que visitar
Vacaciones a otro mundo. Suena bien, ¿no?
Pues
algo parecido es posible en Bora Bora, una isla tropical situada en la
Polinesia francesa, al noroeste de Tahití. Concretamente es un atolón, es
decir, una isla de arrecifes de coral con una laguna interior que conecta con
el mar. Tiene forma de anillo y es bastante pequeñita, con tan solo 29,3
kilómetros cuadrados de extensión.
Este
paraíso natural esta rodeado por aguas cristalinas y playas de arena blanca que
hacen de esta isla el destino ideal para pasar unas vacaciones especiales o
unos días románticos con tu pareja.
Bora
Bora depende casi al cien por cien del turismo. Los hoteles de lujo son muy
frecuentes en este lugar y la mayoría cuentan con bungalows de estilo polinesio
y villas privadas flotando sobre las aguas de la laguna, con terrazas tipo
chill out y habitaciones con vistas al maravilloso entorno que rodea a este
paraje sin igual. Despertar aquí puede ser una de las mejores experiencias que
existen, sobre todo si a los pocos minutos de abrir los ojos puedes disfrutar
de un desayuno recién llegado a bordo de una canoa, un servicio que ofrecen
algunos alojamientos de categoría superior asentados en la zona.
En
cuanto a su gastronomía, es muy típico el shushi combinado con frutas exóticas
que crecen en los alrededores de la isla. Su plato más famoso es probablemente
el Tamaaraa, un conjunto de alimentos variados, como pescado, pollo o
cochinillo, entre otros, cubiertos por hojas de banano y sacos de yute cocidos
en unos hornillos enterrados típicos de allí. En cuanto a las bebidas, es un
pecado irse de Bora Bora sin probar uno de sus cócteles de frutas exóticas,
como puede ser el Maitai, que consiste en una mezcla de rones, piña
fresca y cointreau.
Pero
esto no es todo, porque además de relax y gastronomía, Bora Bora ofrece una
gran cantidad de actividades para amenizar tus vacaciones. Una de las
atracciones más típicas es la visita en jeep al monte Otemanu, donde el
espectador puede disfrutar de increíbles vistas de toda la isla.
Si
eres de los que prefieres actividades más tranquilas, puedes dar un paseo en
piragua o en catamarán por las aguas
turquesas de la laguna, haciendo una parada en alguno de los motus (pequeños
islotes que rodean la isla) para comer o dar un paseo.
Otra
actividad clásica de este lugar son las visitas submarinas para visualizar las
formaciones que se han creado bajo la superficie y para conocer las criaturas
marinas que habitan en las profundidades de la zona. Y si te gusta la pesca,
puedes alquilar pequeños botes o barcos más grandes con un patrón para salir a
alta mar.
¿Sigues
pensando que viajar al fin del mundo es una utopía?
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